jueves, 6 de abril de 2017

Etica Reflexión Crítica Unidad dos

Reflexión crítica

Contexto globalizado y políticas sociales en América Latina.

 La globalización es el producto de efectos contradictorios en la sociedad, donde a su vez nos ofrece un mundo con muchas posibilidades de desarrollo, con el crecimiento económico que ésta genera a partir del auge de la economía de mercado, las telecomunicaciones, la informática y el conocimiento racional, amplios sectores de la población quedan excluidos del mismo generándose sociedades desiguales e inequitativas. Podemos evidenciar fenómenos como: el desempleo, la flexibilidad laboral, la precarización del empleo, el incremento de la pobreza, la indigencia y vulnerabilidad social, la reducción de la gobernabilidad democrática, la violación de los derechos humanos, la inseguridad ciudadana, la violencia generalizada, el debilitamiento de la cohesión social.

Según Altamir (1994), esta situación ha tendido a agravarse por las políticas adoptadas por los gobiernos de la región que han sido orientadas a aumentar las desigualdades.
La globalización económica  tiene características comunes como por ejemplo la información en tiempo real; la planeación global de la producción de las empresas transnacionales; la extensión del libre comercio,  formas de proteccionismo en el mundo industrializado; la contradictoria combinación de una elevada movilidad de los capitales y fuertes restricciones a la migración laboral; la evidencia de una creciente vulnerabilidad e interdependencia ambientales, y una inédita tendencia a la homogeneización institucional.

De este modo, América Latina hasta ahora no ha logrado avanzar significativamente en el ámbito social, pues no cuenta con una estrategia sólida que contribuya a reducir la pobreza, la desigualdad social, y a incrementar la inclusión de sus ciudadanos más pobres dentro del sistema político, social y económico. (Dell'ordine 2003) el modelo de desarrollo en el territorio latinoamericano, se ha interesado prioritariamente por las condiciones de la clase trabajadora, de las personas en situación de pobreza y de una parte de los individuos de la sociedad, actuando mediante programas y estrategias que proveen salud, seguridad social, vivienda, educación y tiempo libre, con el objetivo de lograr bienestar social y mejoría de las condiciones materiales de vida de la población.

En razón a lo anterior, la Cepal indica que en América Latina "la política social necesita renovarse y fortalecerse de forma significativa" (Cepal 2002b, 308), particularmente en cuanto a la educación, el empleo y la protección social (Cepal 2002b, 308). Este mismo organismo señala que estas políticas deben orientarse hacia la generación de capital social mediante la reciprocidad, la confianza y la solidaridad (Cepal 2002a).

Reflexión crítica

Contexto globalizado y políticas sociales en América Latina

 La globalización es el producto de efectos contradictorios en la sociedad, donde a su vez nos ofrece un mundo con muchas posibilidades de desarrollo, con el crecimiento económico que ésta genera a partir del auge de la economía de mercado, las telecomunicaciones, la informática y el conocimiento racional, amplios sectores de la población quedan excluidos del mismo generándose sociedades desiguales e inequitativas. Podemos evidenciar fenómenos como: el desempleo, la flexibilidad laboral, la precarización del empleo, el incremento de la pobreza, la indigencia y vulnerabilidad social, la reducción de la gobernabilidad democrática, la violación de los derechos humanos, la inseguridad ciudadana, la violencia generalizada, el debilitamiento de la cohesión social.
Según Altamir (1994), esta situación ha tendido a agravarse por las políticas adoptadas por los gobiernos de la región que han sido orientadas a aumentar las desigualdades.
La globalización económica  tiene características comunes como por ejemplo la información en tiempo real; la planeación global de la producción de las empresas transnacionales; la extensión del libre comercio,  formas de proteccionismo en el mundo industrializado; la contradictoria combinación de una elevada movilidad de los capitales y fuertes restricciones a la migración laboral; la evidencia de una creciente vulnerabilidad e interdependencia ambientales, y una inédita tendencia a la homogeneización institucional.
De este modo, América Latina hasta ahora no ha logrado avanzar significativamente en el ámbito social, pues no cuenta con una estrategia sólida que contribuya a reducir la pobreza, la desigualdad social, y a incrementar la inclusión de sus ciudadanos más pobres dentro del sistema político, social y económico. (Dell'ordine 2003) el modelo de desarrollo en el territorio latinoamericano, se ha interesado prioritariamente por las condiciones de la clase trabajadora, de las personas en situación de pobreza y de una parte de los individuos de la sociedad, actuando mediante programas y estrategias que proveen salud, seguridad social, vivienda, educación y tiempo libre, con el objetivo de lograr bienestar social y mejoría de las condiciones materiales de vida de la población.
En razón a lo anterior, la Cepal indica que en América Latina "la política social necesita renovarse y fortalecerse de forma significativa" (Cepal 2002b, 308), particularmente en cuanto a la educación, el empleo y la protección social (Cepal 2002b, 308). Este mismo organismo señala que estas políticas deben orientarse hacia la generación de capital social mediante la reciprocidad, la confianza y la solidaridad (Cepal 2002a).
Economía civil desde una ética de la razón cordial
Con la actual crisis se ha venido agravando el modelo de la economía, se entiende por máximo beneficio el correcto desarrollo económico social y humano Joseph E. Stiglitz premio nobel de economía argumenta que la teoría neoliberal “no se basa en una profunda comprensión de la teoría económica moderna, sino en una interpretación ingenua de la economía, basada en los supuestos de una competencia perfecta, de unos mercados perfectos y una información perfecta” (2012: 12). Uno de los principales efectos de este proceso crítico, ha sido el considerable aumento del interés general por modelos económicos alternativos. Especialmente aquellos basados en el bien común y la relacionalidad.
Economía civil: bien común y relacionalidad
La economía civil surge con un claro propósito: ofrecer un modelo económico capaz de dar respuesta a las necesidades de la sociedad del momento; es decir, cuyo desarrollo permita una sociedad más justa y feliz (Genovesi, 1785a: 3). Para Genovesi, las personas tienen necesidades que, en muchos casos, requieren de relacionalidad; como, por ejemplo, la satisfacción de su natural propensión a la felicidad. Genovesi emerge la idea de un mercado civil y civilizador cuyo correcto funcionamiento es condición de posibilidad de una sociedad más justa y, sobre todo, feliz. El comercio, en tanto que requiere de espacios adecuados para poder generar relaciones interpersonales, ofrece las condiciones necesarias para que las personas puedan satisfacer sus necesidades y desarrollar una vida plenamente humana. Entre otras cosas, porque obliga a fomentar la paz y libertad entre personas y sociedades (Genovesi, 1785a: 5, 57; 1785b: 8, 18-19) ofreciendo a los implicados la posibilidad de proyectarse adecuadamente. Encuentra en el bien común el criterio de validez moral que le permite justificar y dar sentido a toda la actividad económica. Para la economía civil, por consiguiente, es lícito comerciar, pero siempre y cuando el principal interés de la actividad sea el bien de la comunidad.
Genovesi diseña su enfoque civil de economía alrededor de seis conceptos fundamentales:
comercio: mecanismo básico de civilización porque  requiere de relacionalidad para existir; necesita fomentar y potenciar la adquisición y uso de las virtudes civiles para poder llevar a cabo su actividad; exige paz entre pueblos y naciones para desarrollarse correctamente;  la economía se erige como una actividad civil y civilizadora que promueve y procura espacios de paz y libertad donde las personas puedan desplegar sus objetivos de vida buena, sus máximos de felicidad
 interés: Se trata de un tipo de contrato que, orientado por el bien común y motivado por la gratuidad, sirve para empoderar a los demás, no para enriquecerse a costa de sus necesidades, por lo que está totalmente justificado.
Confianza: recurso básico para el desarrollo económico, puesto que el “crédito personal en general de una Nación, con relación a las otras con quienes comercia o puede comerciar, nace de dos principios: el primero del crédito de muchos particulares: el segundo de la fe pública civilidad, reciprocidad y felicidad.
Civilidad: conjunto de medios disponibles y utilizados por una sociedad concreta para desarrollarse y alcanzar un nivel superior en términos de instituciones y prácticas sociales. Para la economía civil, generar y potenciar tales mecanismos existentes es crucial para conseguir el bien común de la sociedad y, de ese modo, la felicidad pública de los implicados.
Reciprocidad: característica básica que permite el establecimiento de ciertas relaciones genuinas implicadas en la felicidad de la sociedad y sus individuos.
Felicidad: La vida civil, apoyada en virtudes civiles y orientadas por el bien común, emerge como un espacio donde las personas pueden desarrollarse en comunidad y conseguir la felicidad, mientras que la vida desencarnada, apoyada en vicios y orientada por el bien particular, produce un placer hedonista cuya satisfacción es limitada y cortoplacista.
 Tras siglo y medio de olvido, la economía civil está siendo reconsiderada por algunos teóricos actuales, Principalmente, como alternativa a un modelo económico preponderante que, basado en el individualismo axiológico y la maximización del beneficio particular, no parece capaz de lograr satisfacer las expectativas e intereses en juego, tanto a nivel económico como social y humano.